ZONA ALTA DEL RÍO MENDOZA

Zona vitivinícola ubicada en el pedemonte desde los 1060 mts. a los 650 mts. de altitud y regada por el Río Mendoza.

Reúne características de suelo y clima que permiten el cultivo de variedades, aptas para la obtención de vinos de alta calidad.

Se ubica en la provincia de Mendoza, a los 33º latitud sur y la temperatura media es de 15º. Es la región más importante desde el punto de vista de la producción de vinos finos. A medida que se desciende en altura, las temperaturas aumentan conformando distintos “terroirs” en relativamente poca distancia (no más de 20 km).

Las condiciones climáticas permiten la formación de color y taninos, haciéndolos aptos para un envejecimiento prolongado.

Existen en la región 30.000 hectáreas de viñedos y alrededor de 300 bodegas.

El Malbec es el cepaje típico, se encuentran viñedos de más de 40 años que son un patrimonio vitivinícola insustituible. Otros cepajes característicos de la zona son: Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah y Sangiovese. Los cultivos de Cotts de Francia se remontan a fines del siglo XVII. Siempre fue un cepaje bordelés. Tomó su nombre de uno de sus difusores, el Señor Malbeck.

Características: Granos esferoides negro-azulados.

  Pulpa blanda.

  Variedad negra.

  Racimos medianos.

Características: Granos esferoides negro-azulados.

  Pulpa blanda.

  Variedad negra.

  Racimos medianos.

 

 

 

 

EL MALBEC

Origen: Sudoeste de Francia.

Sinónimos: Cots, Lutkens, Perssec, Malbeck.

Es la variedad por excelencia de Argentina en el ámbito mundial. Los vinos de esta variedad, en especial los de Mendoza, son considerados los mejores del mundo. A fines de 1999 etc. existían registradas unas 10.000 hectáreas de este varietal, siendo los departamentos de Maipú y Luján donde se encuentra la mayor cantidad de hectáreas cultivadas.

“El Malbec” encontró sus condiciones ideales en estas tierras, para expresar sus cualidades como no lo hace en ningún otro lugar del mundo.

El suelo, el sol, el agua, las temperaturas y la labor del hombre colaboraron para obtener el mejor resultado, la uva que hará nuestro vino.

Para el consumidor lo más importante es la descripción que se tiene del mismo. A la vista cuando el vino Malbec es joven presenta un color muy intenso y oscuro del tipo rojo cereza y rojo guinda, que puede llegar a parecer casi negro. Los aromas principales que se detectan son la guinda, ciruela, pasas de uva y frambuesa. Para algunos especialistas la violeta, la frambuesa y el ámbar son los tres colores principales. A la boca aparecen los sabores de la ciruela, mermelada de ciruela, guinda y dulce de guinda. El aroma y sabor a vainilla surge por la oxidación de la madera del roble de las barricas en combinación con los poli fenoles del vino.

Los vinos son cálidos, suaves y cuando comienzan a evolucionar, presentan taninos dulces muy agradables. Los de guarda- fundamentalmente de Mendoza- son considerados los mejores del mundo.

 

 

 

POUGET, el “hechicero de la agricultura”

Michel Aimee Pouget, nació en Francia, donde se graduó en ingeniería. Por cuestiones políticas, a mediados del siglo XIX, persuadido por Domingo Faustino Sarmiento, su amigo personal, se instaló en suelo mendocino. En 1853, épocas de una economía todavía pastoril, con una agricultura pobre, que no poseía colmenas, ni cepas de viña francesa, se convirtió en el primer director de la flamante Quinta Normal de Agricultura.

Aquí se dedico a aplicar el método científico causando así una revolución, haciéndose famoso por su singular sentido del humor y su fascinación por los injertos, que causaban la admiración de los entendidos al lograr combinaciones desconocidas en la región.

El campito pedregoso y desparejo que había adquirido, se transformó vertiginosamente en un vergel maravilloso. Sus exóticas plantas y flores, producto de los novedosos injertos, fueron creciendo al calor de los rumores que lo acusaban de hechicero.

Pouget se rodea sin mucho esfuerzo de una leyenda de brujería. ¡Hacía tantas cosas raras!. Sus acacias que daban racimos de glicinas y caían hasta el suelo, sus perales enanos cargados de un fruto tan grande que había que atarlo para que no se cayera, su colección de árboles y flores exóticas, sus duraznos con gusto a frutilla, su vino francés tan fuerte y resistente. Todas esas excentricidades hicieron que se lo mirara como dotado de poderes no comunes, lo cual a Pouget le divertía mucho.

Pronto se aclaró el misterio y la casa quinta del francés se convirtió en un referente del buen gusto y la sofisticación. Los vecinos de la época que gustaban de buen vivir, aburridos del aguachento y descolorido vino “carlón” anhelaban paladear el vino con frutillas que llegó a ser la golosina favorita de los paladares más exigentes.

Sus peras, ciruelas, frutillas y sus uvas selectas,.llegaron a ser la obsesión de muchos por probarlas.

Enseñó en forma gratuita a podar, plantar, injertar y amugronar la vid, también vendía estacas, semillas, enjambres y todos los productos de su quinta.

Todo aquel que mostrara interés por la nueva viña recibía de Pouget una lección completa sobre la materia.